sábado, 5 de septiembre de 2015

Mi-tades

Mi vida es la mitad en todo, ya está descrito, destinado, y firmado.
-No soy chaparra, no soy alta
-No soy flaca, no soy gorda
-No soy blanca, no soy negra
-Tengo un IQ por encima del promedio, pero no tengo el de un genio
-Mi astigmatismo no es el mínimo, pero tampoco es notable
-No soy atea, pero no soy religiosa
-No soy de derecha, pero tampoco completamente de izquierda
-No tengo una excelente ortografía, pero tampoco es pésima
-No soy totalmente racional, no soy totalmente emocional
-No soy una libertina, pero no soy una moralista
-No soy ni muy muy, ni tan tan

Mi identidad no puede estar en ningún extremo, no tomo ninguna ideología, postura, creencia o actitud extremista. Ya estaba destinada que debía estar a la mitad de la vida, a la mitad de diversos conceptos humanos. Vivo en el limbo de las cosas, porque tengo la seguridad que cualquier extremo puede cegar.
Soy una mitad completa, no soy una mitad, más que otra.
A la descripción que se da de vivir a mitades, se cree que no es vivir, pero es vivir dos veces. Es vivir con doble propósito, y con dobles sensaciones.
No sé en que mitad estaré, no sé en que mitad estoy, a veces percibo algún extremo, pero no me acerco, los cuestionamientos no me abandonan. El temor que tiene la supervivencia, me salva de la ceguera que pueden producir los extremos.
Tal vez simplemente es que no quiero la seguridad y el confort que da una postura u otra. Porque si no tendría que dejar de buscar, ¿donde quedaría la emoción de desafiar, lo que se piensa, lo que se quiere?, si ya todo estaría definido. Vida lineal, vida sin opciones. 

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