domingo, 22 de febrero de 2015

Resistiendo la adaptación

Hay cosas que no cambian, y a estas alturas las cosas no cambiarán, la resistencia a la adaptación es más fuerte, el espíritu, la esencia de la marginalidad y la adicción de llevar la contraria como manifestación contra la mente tradicional, contra lo aprendido, contra lo esperado, contra lo universalmente jodido.
Y así la revolución diaria sin lambisconería, sin pretender la aceptación. Algunos murmuraban en los pasillos mi posible locura, mientras los inadaptados me hacían su reina, porque tenía el poder de mandar a los abusivos y a los populares, ese poder de hacerles ver sus errores, y callarlos, ahora para mis ojos no son más que jóvenes desesperados de atención, victimas de un sistema que tiene a sus padres como esclavos y que los hizo egoístas con su tiempo. Son los mismos que crecerán y serán como mis compañeros desesperados por la aceptación, otros profesores repitiendo los mismos patrones, jugando a querer ser el estándar de la adaptación. A veces quisiera que mi mejor clase fuera: ¡manden todo al diablo y sean como quieran ser, aquí no hay equivocaciones, sólo cambios de camino!.
Pero justo cuando pienso en la lógica adolescente, y lo que la sociedad les ha enseñado sé que como respuesta tendré unas bancas quemadas, creación de un nuevo cartel, o buscadores de una nueva ruta para irse de inmigrantes. Sólo entonces entro de nuevo a un salón, respiro con paciencia y espero que de toda la saliva gastada, sepan que hay un mundo más grande que el que pueden ver sus ojos.