jueves, 8 de noviembre de 2012

Nostalgia de niñez

De esas noches de nostalgia donde siendo la misma que entonces temía a los monstruos, que buscaba cobijarse hasta la nariz,  por que si lo hacía más, le daba miedo ahogarse.
Solía observar los estados del agua, y pasarlos de un estado a otro, diversión poco común para una niña de 7 años.
Siempre pensaba que era más vieja, más grande de la edad que tenía, como si fuera de otra época, como si ya hubiera vivido, quizá por eso quise inventar una máquina del tiempo, con una silla de palos y poniéndole, todos los cables y cosas de metal que me encontrara por la casa. En ocasiones pensaba en la muerte,  y en mi desaparición del mundo y entonces como el mundo era una minúscula mancha en el universo, y como el universo no tenía fin, y como yo el estar ahí sentada pensándolo no era nada, pero eso no me causaba miedo como los mounstruos, esos que no me dejan dormir después de alguna mala película gringa de terror.  Pasaba mucho tiempo mirando al cielo todas las tardes, todas las noches, despertaba y corría a la ventana a verlo, siempre tuve esa extraña afición. 
Como siempre fui una niña solitaria, que no salía de casa, ni hermanos con quién jugar, les puse nombre a una pelota y a un gato de plástico y de repente me volvía su directora de teatro, en donde todos tenían que actuar!
Mi juego favorito ver a través de un espejo y apuntaba hacia el techo, así imaginaba que caminaba sobre el, adoraba las sopas de letras, los juegos de mesa, y a los 8 comencé a escribir cuentos y a soñar con manzanas tan rojas cayendo del cielo, como el dibujo de un viejo vestido que había tenido 
Mi canción favorita era obladi oblada, y salia al patio a bailarla mientras llovía, así siempre me la pase enferma durante muchos años, en aquel entonces no entendía por que las personas hacían diferencias entre la raza de un perro y otra, aún recuerdo que quise hacer una investigación entre un perro de la calle y un perro fino y entonces los observaba, hacia anotaciones y me daba cuenta que se comportaban igual y que una raza no hacía mejor a un perro, creo que de ahí comencé a pensar que funcionaba igual en las personas...  
Quizá de estas noches de nostalgia sean una vuelta más del eterno retorno.